¿El chupete o chupar el dedo deforma los dientes?
¿El chupete o chupar el dedo deforma los dientes?
Durante la primera etapa, la fase oral, la cual dura hasta el primer año de vida, el foco de satisfacción está en la boca por lo que tienden a llevarse todo a ella. Otros relacionan el deseo de chupar con la necesidad de supervivencia, lo que explicaría el que muchos bebés siguen chupando después de haber tomado el biberón. Pero este deseo de chupar es frecuente también encontrarlo en niños de 3-4 años que succionan sus chupetes o sus dedos para aliviar tensiones.
¿El uso del chupete es perjudicial para la salud del niño?
El hábito del chupete se relacionó en algún instante con que era dañino para la salud bucal del niño, de hecho muchos pediatras recomendaban retirarlo muy temprano. Sin embargo, estudios llevados a cabo con este asunto no es que no confirmaran esta idea originaria sino inclusive, pueden alcanzar a recomendarlo en muchos casos, ya que parece que reduce la muerte súbita del bebé, aparte de tener un resultado calmante.
En lo que a la dentición del niño se refiere puede suscitar efectos dañinos sobre la correcta distribución de los dientes, pero estos efectos son pasajeros si se retira el chupete previamente a los 3 años de edad, siendo completamente reversible en unos pocos meses ya que no ha alcanzado a inducir deformaciones óseas ni malformaciones temporomandibulares de la arcada bucal definitiva.
Por este razón, y a pesar de que los especialistas piensan que es beneficioso ir retirando el chupete sobre los dos o tres años, además dicen que no se trata de una pauta fija, ya que hay otros condicionantes que pueden hacer que este intervalo sea mayor o menor, tales como el grado de madurez del niño o determinadas circunstancias médicas o psicosociales. Lo que evidentemente está demostrado es que hay que retirarlo antes de que empiecen a surgir los dientes definitivos.
Caries del biberón
Diferente asunto en correspondencia al uso de los dispositivos para chupar es la conocida caries del biberón, derivada del deficientemente costumbre de entregar al niño un biberón repleto de leche, zumo o bebidas azucaradas como incitante del sueño, que con el alto contenido en carbohidratos de estos productos puede producir daños en los dientes definitivos.
Por tanto, la edad perfecta para suprimir el chupete es hacia los 3-4 años, no obstante hay quien recomienda retirarlo de manera más temprana, por lo que previamente habrá que ir acostumbrando al niño a utilizar el chupete sólo cuando se vaya a dormir o en momentos de gran tensión emocional.
El hábito en niños mayores afirmativamente está afín con la aparición de mordida abierta, o sea, que al cerrar la boca queda una falta entre los dientes superiores y los inferiores, que debería ser valorada por un especialista.
La costumbre de chuparse el dedo
En correlación a la costumbre de chuparse el dedo expresar que aunque previamente puede parecer más inofensivo que el manejo del chupete. No es así; de hecho es mucho más peligroso ya que, posiblemente, las manos no estarán limpias y puede suscitar lesiones en la mucosa bucal o en el propio dedo, con el consecuente peligro de infecciones.
Asimismo, en correlación a la dentadura, si bien el chupete se asocia, fundamentalmente, al progreso de la mordida cruzada posterior; que, en muchas ocasiones puede ser reversible al desistir de usarlo.
El hecho de chuparse el dedo provoca muchos otros problemas en la ordenación dental. Aparte de beneficiar la mordida abierta, la presión que ejerce el pequeño al succionar el propio dedo, repercute en una prominencia excesiva de la bóveda del paladar, al tiempo que va estrechando la arcada maxilar.
Cuando un niño tiene esta manía no debemos ridiculizarlo sino, todo lo contrario, hay que realizar un apoyo positivo. Esto significa recompensar de alguna manera los esfuerzos del niño por no chuparse el dedo. Hay otros métodos como envolver el dedo con un guante o mojarlo con líquidos que el niño repela por su aroma o su sabor tales como el limón o el vinagre. No está demostrado el resultado de los esmaltes que se compran en farmacias que dan un sabor agrio.