¿Mantener el espacio de un diente de leche caído?
¿Mantener el espacio de un diente de leche caído?. Los dientes de leche son la primera dentición que presentamos cuando somos pequeños.
Nos permiten realizar las mismas funciones que los dientes permanentes, masticamos con ellos, nos ayudan a comunicarnos, pronunciar y, por supuesto, nos permiten mostrar esa sonrisa, pícara y traviesa, que tenemos cuando somos niños.
Pero más allá de todo esto los dientes también cumplen importantes funciones fisiológicas. Gracias a la masticación, la dentición temporal, transmite esas fuerzas a los maxilares estimulando su desarrollo y preparándolos para albergar la futura dentición permanente. Por otro lado, y no menos importante, sirven de guía de erupción a los dientes definitivos, marcándoles el camino correcto, nutriéndolos y estimulando su avance.
Por los motivos anteriormente citados y como conclusión, si sufrimos la perdida prematura de un diente de leche, es de vital importancia mantener el espacio con aparatología especifica. Una revisión anual con nuestro dentista de cabecera nos ayudará a detectar este tipo de problemas antes de que se produzcan y poder abordarlos con la inmediatez que el caso requiera.
Diferencia entre dientes de leche y dientes definitivos
Los dientes de leche son muy diferentes físicamente a los dientes definitivos en diversos aspectos:
- La dentina (está debajo del esmalte y le da tonalidad al diente) tiene un milímetro menos de espesor que un diente definitivo, lo que los hace más sensibles a que una enfermedad como la caries, llegue más rápido a la pulpa, al núcleo del diente asociado a los nervios y al torrente sanguíneo.
- Su raíz es más fina y larga, ayudando de este modo a que el cambio de dientes sea más sencillo.
- La corona, porción externa visible que está recubierta de esmalte, es más pequeña y aplastada, pero las áreas de unión entre las piezas inferiores y superiores son más y planas y extensas.
Consejos para hacer más sencilla la visita al odontólogo para niños
- Trata de que tu peque haya descansado lo suficiente y que no tenga apetito, esto colaborará a que esté de buen humor y sea más cómodo para el dentista conectar con el niño.
- Esquiva frases como “no tengas miedo” o “no tendrás dolor”, al comentarle lo que pasará cuando vaya a la clínica dental.
- Te aconsejamos que pongas tu mejor predisposición y dejes que sean tu hijo y su dentista los que causen su adecuado vínculo sin interponerse, si fuera elemental tu ayuda, el odontólogo te lo comunicará.
- Si la inspección no resulta como crías, no te irrites. No será el primero que cierra la boca durante un examen del dentista y menos aún será el último. Todo niño tiene su equilibrio y su procedimiento, y en él hay que depositar la confianza.
- Apóyale posteriormente a la visita haciendo comentarios sobre la fuerza con la que ha combatido su miedo y comentándole que tú también has padecido lo mismo, pero que proteger nuestra salud es lo trascendental.